El bueno de Monsieur Dekany, como lo conocían y lo conoce todo el mundo, tuvo una vista de lince y, sin dudarlo un minuto, contrató a la joven Christine Ciller Duffey como secretaria consular, pagándole directamente su sueldo con el dinero que Jean Dekany detraía de su propia asignación. Un par de años más tarde, … Sigue leyendo FRANCESA PERO MUY TINERFEÑA
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